¿Es muy difícil hacer testamento?
La gente tiende a pensar que hacer testamento es caro y complicado. No tiene por qué ser así, y puede suponer, a la larga, muchas facilidades.
Redactar el testamento no es tan complicado como podría parecer. De hecho, se puede resumir en unos sencillos pasos. Así, cuando llegue el momento nuestros herederos (forzosos o elegidos) tendrán los trámites más fáciles.
Lo primero que hay que hacer es dirigirse al notario más cercano o al de confianza. Una vez allí, sólo necesitaremos el DNI o pasaporte en vigor.
Una vez allí, será el notario quien deje por escrito todos los detalles del testamento. Incluirá, además, el lugar, la fecha y la hora en la que se ha escrito.
A partir de estos datos se procede a su otorgamiento, sin que se necesite la presencia de testigos, salvo en casos determinados (por ejemplo, si quien hace el testamento es invidente, o si no sabe firmar, o si no pudiera leer por sí mismo lo que dice el texto).
Cualquier testamento puede ser modificado en cualquier momento.
Las partes de la herencia
En el testamento no es obligatorio especificar qué bienes le corresponden a cada heredero. Eso sí, hay que respetar unos mínimos: una parte de los bienes se conoce como “parte legítima”, que corresponderá a los herederos, como el nombre indica, legítimos. Así, los descendientes, ascendientes y cónyuge formarán este grupo (a menos que se haya desheredado a alguno de ellos).
La parte de mejora es el tercio que se utiliza para mejorar la herencia de uno o todos los herederos forzosos (existen particularidades por Comunidades Autónomas).
Finalmente, el tercio de libre disposición se puede distribuir libremente entre ellos o legarlo en una herencia solidaria.
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